lunes, 15 de marzo de 2010

POR LA MEMORIA HISTÓRICA EN EL SALVADOR. TESTIMONIO DE UN GENOCIDIO



La campesina salvadoreña Rufina Amaya, a sus 64 años de edad, única superviviente y testigo de la espeluznante matanza de El Mozote durante la guerra civil en El Salvador, falleció en el 2007 a consecuencia de un fallo cardíaco.
En 1981 Rufina Amayay su familia, integrada por su esposo y cuatro hijos menores de edad, residían en el caserío El Mozote, al oriente de esta nación centroamericana. Entre los días 11 y 13 de diciembre de 1981 tropas de élite del ejército realizaron en el caserío y sus alrededores una operación contrainsurgente denominada Yunque y Martillo; la misión fue dirigida por el ya fallecido teniente coronel Domingo Monterrosa, quien comandaba el Batallón de Reacción Inmediata Atlacatl y que tenía la orden de arrasar "con todo lo que se moviera".
El Atlacatl partició en varias masacres, y además en 1989 uno de sus pelotones fue el ejecutor de la matanza de seis sacerdotes jesuitas, incluyendo a Ignacio Ellacuría, español y rector entonces de la Universidad Centroamericana (UCA).
Los testimonios de Amaya, de entonces y después , produjeron espanto. Narró como en pocas horas los soldados torturaron a la población civil, asesinaron primero a los hombres, incluido su esposo, acusándolos de "comunistas y guerrilleros"; luego a a las mujeres y los ancianos, y, finalmente, a los menores de edad. Quemaron sembrados, todos los ranchos y la iglesia. Los menores fueron encerrados vivos en una casa donde fueron rociados de balazos y finalmente sus cuerpos incinerados. Ahí murieron los cuatro hijos de Rufina. Ella logró salvarse milagrosamente.
El testimonio de Rufina fue clave para la investigación realizada por la Comisión de la Verdad, auspiciada por las Naciones Unidad en 1993, institución que culpó a los militares del genocidio sufrido por la población civil.
Fuente: página oficial de Rufina Amaya http://www.rufinaamaya.org/home/

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